Archivo de la etiqueta: Death Magnetic World Tour

Sí. Metallica estuvo en Córdoba.

*Por George Blanco

Y yo que pense que podia contarlo. No, no se puede. Mejor es vivirlo. Lo que si se puede, es tratar de describir una aproximación a lo que se vivió anoche en el Orfeo. Tan solo eso. Después de todo, estas cuatro bestias revolucionaron la -a veces tán dormida- historia del rock&roll (ver el Hall of fame) y lo menos que se puede hacer es intentar retratarlo de cualquier manera y para siempre. Por respeto, ante todo. Porque Metallica es historia y trasciende cualquier tipo de fronteras.

Muchos discos buenos, un par que muchos prefieren olvidar, el album negro, la muerte de Cliff Burton, la partida de Jason Newsted; Napster, una terapia filmada cual reality show, St. Anger, una gira cancelada por agotamiento fisico y mental, peleas internas, la llegada de Trujillo… y muchas cosas mas. Podriamos estar horas y horas, pero en todos los casos, siempre llegariamos a la misma conclusion: Metallica es mas grande que todo. Es ese combo de amor y odio que solo representan los grandes hitos.

Parte importante del eslabón interminable es Death Magnetic, el album que los devolvió a las rutas en el mejor momento, en plenitud física y con la satisfacción de haber logrado un disco tecnicamente perfecto con reminiscencias a los orígenes de la banda. Porque como les dijo el terapeuta Phil Towle en el tan polemico Some kind of Monster, el resultado de tanta furia contenida se íba a ver despues del desprolijo St. Anger, el album producto de aquella oscura etapa. Esa es precisamente una de las mayores virtudes de los cuatro de California; lograr traducir la furia y la descarga en musica. A veces, cuando ya parece que estan terminados. Podran putearse, quererse y odiarse entre ellos en cuestión de minutos, pero siempre vuelven a hacer lo que saben: el rock mas furioso del planeta. Y sí, estan enojados. No les sobra motivos para estarlo pero siempre tienen recursos. Tipos cuarentones padres de familia (Ulrich vino  con su mujer e hijos), millones de dolares en sus cuentas bancarias, limpios en sus adicciones, no hacen mas que salir a comerse vivos a los miles de testigos de la masacre. A James se lo ve muy bien, en paz consigo mismo y con regocijo, pero cuando agarra su guitarra y se sube al pedestal, parece que fuera un adolescente lleno de ira contenida. Lo mismo ocurre con Ulrich, (en plan viejo cool que castiga a su TAMA como la puta madre) quien podría ser el tipo rocker-de clase alta al que el corralito destruyo en 2001. Hammet es una especie de lider anti-heroe de la orquesta que inventó el trash metal. Su perfil bajo (es el de menor ego) no hace mas que contener la tormenta interior de un tipo que transforma lo que toca en velocidad y destruccion; y Robert Trujillo que  parece ser un gorila al que estan por cazar: se mueve al ritmo frenetico de su bajo con una destreza que es digna de admirar.

En ese marco de furia es el show que brindan. Un show que hasta las 21:50 hs era parte de un sueño, pero que a partir de ese momento despertó corazones, abrazos conmovidos y gargantas que se preparaban para cantar hasta morír destruidos por tanta alegria y frenesí. Sí, ellos estaban acá. Atras, generaciones enteras que una alguna vez habian luchado para que Córdoba tuviera semejante presencia.

Arrancaron con Creeping Death después de la ya clasica intro «The Ecstasy of Gold» y cuándo las primeras lagrimas ya eran efectivas en el Orfeo. Aunque a diferencia de River y del resto de la gira, por las caracteristicas en plan indoor del show cambiarón el setlist en una muestra de la ductilidad y la poco predecible actitud de James & cia. Al servicio de las 10000 almas que colmaron el arena, el recital se recostó en el Black Album con clasicos como Of Wolf and Man, Enter Sandman, Nothing Else Matters (Arrancó Hammet solito, emocionante) Sad But True (un infierno) y Holier Than You; y tambien en Death Magnetic, como That Was Just Your Life, The End of the Line, Cyanide (festejadisimo) y My Apocalypse!.

Despues de Nothing Else Matters y Enter Sandman se fueron y volvieron para los bises, en lo que seria el final de la batalla epica: sonaron Breadfan, Hit The Lights y un cierre historico con Hetfield bajando del escenario y cantando con la gente Seek and Destroy (tocalo que es el!). El dato de color, Lars y sus muecas constantes en una muestra de que podria ser un gran frontman, la complicidad de James con la camara cuando mostró su pua e hizo gestos de Ok? con su mano tatuada, y la danza en circulo de Trujillo (no podia irme sin verla en vivo), sumado al sentimiento de gratitud y felicidad (James le hablo al publico cada vez que podia: «Córdoba, son hermosos, podemos llevarlos con nosotros al próximo show?») que mostraron los cuatro hacia el público por haberlos hecho sentir de manera especial en la unica parada en estadio cubierto del World Magnetic Tour.

La suma de los cuatro, el quinto miembro como le gusta decir a Ulrich, apareció en los minutos finales, con el repertorio ya concluido y el «Oleee, Oleee, Oleeee, Meta lli ca !!!!!! de la gente que a esa altura ya estaba rendida a los pies de los horsemen, cuando se abrazaron en el centro del escenario, para despues agarrar el micrófono y decir unas palabras en español, a excepción de Lars que en su ingles californiano dijo algo muy interesante: «No sé ustedes, pero yo no voy a esperar 29 años para volver atocar aquí». Habra que esperarlos entonces. Muchos preferiran seguir habitando en el sueño eterno: Metallica estuvo en Córdoba y pocos son los afortunados que pudieron vivirlo.

5 comentarios

Archivado bajo Musica y vida